El Gran Rivadavia, el cine-teatro histórico que desde hace 11 años permanece cerrado y por el que lucharon para que no fuera demolido. Será el próximo 24 de abril, cuando el dúo Pimpinela dé el puntapié inicial para que la imponente sala vuelva a vibrar y el barrio recupere este centro cultural.

El Gran Rivadavia nació como una gran sala de cine y fue inaugurado en 1949. Situado en la avenida Rivadavia al 8600, su construcción se basó en la estructura edilicia del Gran Rex. Entre los años 50 y 60 tuvo su mayor esplendor, pero la modernización no le sentó bien. Con la llegada de los grandes shoppings, el negocio fue cuesta abajo y sus dueños, en 2004, se vieron obligados a cerrar sus puertas.

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Desde la Asociación Civil Salvar a Floresta contaron que la alarma sobre el destino del espacio se encendió cuando cinco años después, en 2009, un letrero de «venta» fue colocado en el frente del inmueble. El peor temor que tenían los vecinos era que el imponente edificio se convirtiera en escombros para que luego se erigiera allí algún centro comercial o una torre de departamentos.

Los vecinos pusieron manos a la obra y se propusieron salvar el histórico cine-teatro. En marzo de 2010, unas 300 personas disfrutaron de la proyección gratuita de la película El secreto de sus ojos en la puerta del Gran Rivadavia. El objetivo era, sobre todo, apoyar la causa de la recuperación del lugar.

Con el inmueble protegido, aún faltaba volverlo a la vida. Y a fines de octubre de 2013 renació esa esperanza. La productora AKE Music compró el teatro y en febrero del año pasado comenzaron los trabajos de refacción. La obra, que está prácticamente finalizada, debía respetar la arquitectura histórica del edificio.

La Restauración de la Sala de Cine y Teatro Gran Rivadavia

Ezequiel Minoyetti, a cargo del proyecto, explicó que «sólo se realiza lo necesario para readaptar la estructura a las normas establecidas de seguridad tras la tragedia de Cromagnon». Para ello, por ejemplo, se instaló una cisterna de 36.000 litros de agua bajo el escenario para ser utilizada en caso de incendio.

Las butacas rojas, unas 1500, son las mismas que antaño disfrutaron los espectadores. Fueron retapizadas, y su estructura de madera, pulida y lustrada. La fachada fue puesta en valor y sólo restan detalles de pintura. Para aislar el sonido y no provocar molestias a los vecinos cuyas viviendas son linderas al teatro, se edificó una pared especial interna, con normas acústicas que también mejorarán el sonido interno.

Al menos por ahora, la sala estará destinada a shows musicales y obras de teatro que no requieran una gran infraestructura de escena, aclaró Minoyetti. «Pero estamos en tratativas con el Incaa para acondicionar el lugar y que otra vez puedan proyectarse películas», agregó el empresario, que indicó que la inversión para el proyecto es de $ 10 millones.

Los vecinos de Floresta se acercaron al lugar para confirmar que el trabajo respetara el inmueble original. De Bella aseguró que el barrio «está expectante» y «conforme»...

Fuente: La Nación