Frente a las costas de San Isidro, en el Río de la Plata, se están formando dos islas en la confluencia de los canales San Antonio y Luján. Se trata de un fenómeno que iba a suceder dentro de cientos de años, pero se adelantó al acelerarse la sedimentación del río. El municipio va a declararlas reserva natural para mantener el ecosistema y evitar la especulación inmobiliaria.

La más grande de las islas tiene cinco hectáreas y comenzó a consolidarse hace tres años. Muy cerca hay islotes más pequeños. Si bien aún hay bancos de arena y juncos, comenzarán a crecer otras especies vegetales, árboles como el sauce (típicos del Delta) hasta llegar a convertirse en tierra firme y consolidarse en islas, según expertos en biodiversidad.

«Si bien estos terrenos aluvionales pertenecen al gobierno de la Provincia de Buenos Aires, al ser jurisdicción del partido de San Isidro la zonificación y los usos los establece el municipio», explicó el subsecretario de Inspecciones, Registros Urbanos y Tránsito, Walter Pérez.

Próximamente, se marcarán y referenciarán con boyas los límites de las islas, que luego serán declaradas por el intendente Gustavo Posse como área natural protegida. En un futuro próximo, tal como en el Parque Municipal Ribera Norte, la gente podrá recorrer y visitar estas islas con guías locales.

Lobitos de río, coipos, tortugas y 150 especies de aves

Bárbara Gaspar, especialista en Áreas protegidas y Desarrollo Ecorregional y directora de Ecología y Conservación de la Biodiversidad de San Isidro se entusiasma con la futura reserva: «El área es un criadero de fauna, hay muchísima. Dentro de las especies que están en peligro de extinción vas a encontrar el lobito de río, que es carnívoro. Cuanto más avance el delta más posibilidades tenemos de que esta especie tenga un hábitat y la podamos ver más seguido. Entre otros mamíferos vas a encontrar también el coipo, al que generalmente se le dice nutria, pero no lo es. Es un herbívoro, que come plantas acuáticas».

«La zona se va a terminar poblando con carpinchos y hay gran abundancia de aves. Hicimos estudios y hay 150 especies de aves. Pero en algunos años va a haber registros en la zona de más de 300 especies. En las islas nuevas tenés el juncal, entonces van apareciendo especies relacionadas con ese ambiente. Y a medida que se van asentando las islas la vegetación va cambiando. Después del juncal viene el matorral ribereño, después aparecen bosques de sauces y ceibos y, según se va elevando el terreno, tenés distintos ambientes, lo que hace que haya más variedad de aves. Entre las aves vas a encontrar chajás en gran cantidad y distintas especies de patos, macás y garzas», señala la experta.

Además, en la zona hay tres especies de tortugas acuáticas, que se alimentan de peces: la tortuga de río, la tortuga de laguna y la tortuga pintada y cada vez va a haber más variedad de anfibios y reptiles, a medida que se van formando las islas. Allí habitan la ranita de zarzal, ranitas trepadoras y ranitas boyadoras. También hay peces, como sábalos, mojarras, sardinas de río, bogas, dorados, bagres, pejerreyes, madrecitas y rayas, entre otros.

«La protección de las nuevas islas se suma a las áreas ya protegidas. Esto va a hacer que sea viable en el largo plazo la conservación de especies. Necesitamos que haya gran cantidad de animales de una especie para que no haya endogamia. Eso nos permite conservar buenas poblaciones y que sea viable a largo plazo. La idea es producir naturaleza, que haya ecoturismo», explica Gaspar.


Fuente: LA NACIÓN