Un momento clave en la historia

La bandera argentina nació en uno de los momentos más intensos de la historia del Río de la Plata, en pleno proceso de independencia. Corría el año 1812, y el clima era de transformación, de lucha por la libertad y de necesidad de crear símbolos que representaran la identidad de un pueblo que ya no se sentía parte de la corona española.

El creador: Manuel Belgrano

El protagonista de este hito fue Manuel Belgrano, abogado, militar y uno de los grandes patriotas de la historia argentina. Belgrano estaba profundamente comprometido con el proyecto emancipador, no solo desde el aspecto militar sino también desde el punto de vista educativo y social.

En enero de 1812, tras recibir el mando del Ejército del Norte, Belgrano comprendió que era necesario romper con los emblemas realistas. Hasta ese momento, los soldados combatían con escarapelas y banderas españolas. Él, visionario y convencido del valor de los símbolos, pensó en crear una nueva bandera que acompañara el nacimiento de la Nación.

La inspiración de los colores

Belgrano se inspiró en los colores de la Escarapela Nacional, que ya había sido aprobada por el Primer Triunvirato el 18 de febrero de 1812. La escarapela combinaba el blanco y el celeste, colores que —según se cree— evocaban el cielo, la Virgen y también las cintas que usaban los criollos durante las invasiones inglesas.

Así nació la idea de una bandera celeste y blanca, que simbolizara la unidad, la lucha por la libertad y la nueva identidad que se estaba forjando.

La primera jura de la bandera

El 27 de febrero de 1812, Belgrano hizo flamear por primera vez la bandera en las orillas del río Paraná, en la ciudad de Rosario, donde había instalado baterías defensivas llamadas “Libertad” e “Independencia”. Allí, con una ceremonia sencilla pero cargada de emoción, el ejército juró lealtad a la nueva enseña patria.

Belgrano escribió inmediatamente al gobierno informando de lo ocurrido, pero el Triunvirato —todavía moderado y con temor a romper abiertamente con España— no autorizó el uso de la bandera. A pesar de ello, Belgrano siguió usándola en su campaña al norte, convencido del valor simbólico que portaba.

Reconocimiento oficial

Recién tres años después, el 20 de julio de 1816, a pocos días de la declaración formal de la independencia, el Congreso de Tucumán reconoció oficialmente la bandera creada por Belgrano como símbolo nacional. Y en 1818, se le añadió el sol incaico en su centro, el “Sol de Mayo”, que representa la libertad y la identidad americana.

Legado eterno

La bandera argentina es hoy un emblema de unidad, lucha y orgullo. Su origen no fue una simple cuestión estética, sino un acto de profunda convicción patriótica. Belgrano no solo diseñó un símbolo: imaginó una Nación libre, con identidad propia y con sueños elevados como el cielo celeste que inspira sus colores.

Cada vez que flamea nuestra bandera, se renueva el espíritu de aquel gesto fundacional. Y cada 20 de junio —fecha de su fallecimiento— celebramos el Día de la Bandera, recordando a Manuel Belgrano como uno de los grandes arquitectos del alma argentina.