Ayer tuve la certeza de ir a ver un espectáculo donde las risas y las carcajadas estaban aseguradas, «2X3 llueve», con Eduardo Sola quien semanalmente tiene un invitado de honor al show, en este caso era la DIVINA BIJOU. Estos transformistas han marcado mi juventud, mi forma de relacionarme, desdramatizando siempre el impacto de salir del armario con lo que conllevaba a los `90 en Buenos Aires.

El show empezó en el Complejo la Plaza, Terraza Bar, donde comenzaron las risas como esperaba, los recuerdos, Eduardo Sola tocando el piano, recitando, un lujo poder seguir presenciando esta alegría. Como cierre del espectáculo, la figura invitada, la DIVINA BIJOU, entra en escena bajo la atenta y elogiosa presentación de Eduardo y las risas continuaron, las sonrisas, así Osvaldo Anibal García, la DIVINA BIJOU, nos cuenta que seguramente asistimos para comprobar que aún estaba viva, pese a sus 73 años y al epoc que venía sufriendo, que ella no es gorda, que es exhuberante y así sin parar de divertirnos el show llega a su final donde aparece Eduardo agradeciendo y pidiéndo a un asistente del público que tome aquel momento en una fotografía, el momento quedó así guardado, cuando continuadamente, ya presintiendo que el espectáculo terminó, como sólo los muy grandes saben aguardar, cae en el escenario iniciando su viaje para sumarse a las estrellas del firmamento, iluminándonos desde ahora con su recuerdo.

Soy un privilegiado en presenciar tu último espectáculo, escuchar tus últimos chistes, aplaudirte hasta el final, pese a que la tristeza y el desazón no se va, porque hoy estamos un poco más solos. Pero estas cosas son sólo nuestras, lo importante es que tu muerte ha sido dulce, montado, Osvaldo Anibal García, en tu personaje más querido, LA DIVINA BIJOU, con tus brillos, pelucas, te inmortalizaste en el escenario, acompañado de tu público hasta el último momento…

DIVINA BIJOU, sigues viva en nuestros corazones, en los que te conocimos en Teleny, los que te conocieron después, y en corazones de aquellos que les alegraste los momentos. Nunca se olvida a quien te ha hecho reír…