La Alazana, producida en Lago Puelo, Chubut, obtuvo medalla de oro del Scottish Craft Distillers.

Néstor Serenelli tuvo dos sueños, fabricar whisky y vivir cerca del paraíso. Afortunado el hombre, logró cumplir bien: se afincó en Lago Puelo, Chubut, una localidad cercana a El Bolsón con un microclima y un paisaje ideales, y empezó a elaborar su destilado de una sola malta o «single malt whisky».

Hasta ahí, la historia de Serenelli resulta similar a la de muchos emprendedores. Pero el 5 de octubre pasado, la nueva edición 2015 de La Alazana, el primer single malt argentino, ganó la medalla de oro en el último Scottish Craft Distillers en Pitlochry, Escocia. La cuna del whisky, la cultura que lo creó y la tierra donde comenzó la frondosa leyenda de esta bebida espirituosa, de repente, consagró un producto hecho a miles de kilómetros de distancia en un valle de la Patagonia al pie del cerro Piltriquitrón.

«Es el lugar que elegimos para vivir con mi mujer hace 15 años, porque quería volver a vivir como me crié, en una zona rural, y nos gustan mucho los caballos», comenta Serenelli desde La Alazana, donde también desarrolla la equinoterapia. «Tenemos algunas plantaciones de frutas finas y empezamos a incursionar en el destilado de aguardientes con alambiques chicos… Pero a mí siempre me gustó beber whisky. Leí mucho y me fui metiendo en ese mundo para empezar a hacerlo», dice.

www.laalazanawhiskyLas primeras incursiones, según recuerda Serenelli, fueron de mucho prueba y error. Ocurre que esta bebida tiene tantos secretos como pocos ingredientes. Con sólo agua, malta y un clima adecuado las variantes pueden resultar infinitas. De hecho, en Escocia ninguna destilería elabora un producto igual al de otra, a pesar de que emplean las mismas materias.

«Las dos cosas más importantes son el agua y el clima», explica Serenelli. En el caso de La Alazana, que se vende al público por pedido, las condiciones eran óptimas: agua pura de la Cordillera y un clima con temperaturas bajas.

«El whisky se hace con el agua que te da Dios… Ahí está la clave y no se puede manipular con nada», agrega.

Whisky argentino LA ALAZANA

Lo que empezó como algo artesanal terminó transformándose en una obsesión comercial. «No es una actividad de fin de semana. Todo empieza siendo como un hobby, pero en algún momento el juego se transforma en algo serio. Al whisky le tenés que dedicar la vida: todos los días empezamos a las 6 de la mañana, sin parar. Es que el proceso es largo y no hay forma de acortarlo», dice a la nacion.

Los análisis de las muestras de La Alazana se realizan en Escocia y para la maduración emplean un 80% de barricas importadas de Tennessee, EE.UU. La idea es hacer whiskies de ocho años para arriba.

«Con el solo hecho de aparecer mencionados estábamos hechos, pero sacar el oro… fue increíble», dice Serenelli, luego del reconocimiento obtenido en Escocia.

Mayor info: http://www.laalazanawhisky.com

Fuente: La Nación