Antoine de Saint-Exupéry el célebre autor francés, conocido por su clásico «El Principito», también fue un pionero de la aviación moderna y un enamorado de nuestro país. 

Nacido en Lyon, en 1900, Saint-Exupéry siempre se interesó por los aviones. Tras egresar del bachillerato, intentó ingresar a la Escuela Naval, pero fracasó en el curso de ingreso y decidió matricularse en la carrera de arquitectura en la Universidad de Bellas Artes. Finalmente se convirtió en piloto aéreo tras realizar el servicio militar en Estrasburgo.

En 1926 entra en la compañía Latécoère (la futura Aéropostale) y transporta el correo de Toulouse a Senegal, antes de irse a Sudamérica en 1929. Paralelamente publica, sus primeras novelas: Courrier sud en 1929 y sobre todo Vol de nuit en 1931, con la que logra un gran éxito; en ambas se inspira en sus experiencias como aviador en Argentina.

Saint Exupéry llegó a la Argentina el 12 de octubre de 1929, junto con Jean Mermoz y Guillaumet, sus compañeros en la aviación. Fue el fundador y primer piloto de la Aeroposta Argentina empresa antecesora de la actual Aerolineas Argentinas, la primera compañía de aviación del país. Esta línea estaba dedicada fundamentalmente al transporte de correspondencia, el negocio de la época, aunque también llevaba, esporádicamente, pasajeros. El primer vuelo se realizó el 20 de octubre de 1929, entre Buenos Aires y Comodoro Rivadavia. Las escalas fueron en San Antonio Oeste, cuyo Aeródromo lleva hoy el nombre de Saint Exupéry, y Trelew, donde se cuenta que nuestro piloto recogió una foca. Conoció a la que más tarde sería su esposa, Consuelo Suncín.

La impresión que le causaron los paisajes patagónicos aparece plasmada en su correspondencia. Leemos lo que escribe en una carta a su madre, intentando describir estos lugares desde el cielo:

“¡Qué bello país y cómo es de extraordinaria la Cordillera de los Andes! Me encontré a 6500 metros de altitud, en el nacimiento de una tormenta de nieve. Todos los picos lanzaban nieve como volcanes y me parecía que toda la montaña comenzaba a hervir…”

Sus funciones no se limitaban a los vuelos comerciales sino que también efectuó vuelos de reconocimiento, rondas de inspección y raids hasta Tierra del Fuego. Muchos de estos vuelos cotidianos, de 18 horas de duración, se realizaban de noche, lo que lo inspiró para comenzar a escribir, entre dos misiones, “un libro sobre el vuelo de noche”, el que será finalmente Vuelo Nocturno, su primera obra, publicada a su regreso en Francia, en 1931.

En junio de 1930 se perdió en la cordillera su compañero Guillaumet, durante una tormenta. Por días y días, Saint Exupéry sobrevoló los Andes buscándolo o buscando alguna señal de él. Nadie quería acompañarlo en una excursión por tierra, ya que la sabiduría de los baqueanos dice que los Andes, en invierno, no devuelven a los hombres. Escribe, entonces, en una carta imaginaria a su amigo, que luego formará parte de su libro Tierra de Hombres:

“…Y cuando de nuevo me deslizaba entre los muros de los pilares gigantes de los Andes, me parecía que ya no te buscaba, sino que velaba tu cuerpo en silencio, dentro de una catedral de nieve…”

Increíblemente, después de cinco días de errar, el piloto fue encontrado sano y salvo. La historia de su travesía heroica en la cordillera, escuchada tantas veces por Saint Exupéry, está contada con lujo de detalles y poesía, en el mismo libro que mencionamos, Tierra de Hombres.

En enero de 1931, después de quince meses de estadía en nuestro país, volvió a Francia. Su propósito, en principio era simplemente tomarse unas vacaciones, las que serían aprovechadas para casarse con una joven, Consuelo Suncin, que le había sido presentada en Buenos Aires. Estando en Europa, la compañía Aeropostal Argentina se declaró en quiebra y Saint Exupéry ya no volvería a la Argentina.


En 1943 escribiría El Principito, donde una de sus ilustraciones sobre una boa que traga un elefante tendría un parecido bastante particular con la silueta de la Isla de los Pájaros…

 

isla de los pajaros

Su novela Vol de Nuit (Vuelo nocturno), que habla sobre los inicios del Servicio Postal Aéreo Sudamericano, fue llevada la pantalla grande por la compañía Metro Goldwym Meyer.

El avión de Antoine de Saint-Exupéry

El Laté 25, el avión utilizado por Antonio de Saint Exupéry en la Aeropostal Argentina, llegó a nuestro país en 1929, piloteado por el propio Saint Exupéry, a pedido de Jean Mermoz. Después de casi cuarenta años de abandono, ha sido restaurado, a principios de este año, respetando, en la medida de lo posible, los materiales originales de su construcción. Fue presentado en el mes de abril en los hangares de la Fuerza Aérea de la ciudad de Quilmes, Provincia de Buenos Aires, y allí se encuentra expuesto al público en general.

late25

Este avión es un monoplano que podía transportar una tonelada de mercadería y recorrer una media de 5.000 km. sin dificultades. Puede servirnos como ejemplo del adelanto técnico que representaba para la época el saber que unía Buenos Aires con Comodoro Rivadavia a una velocidad promedio de 174 km/h.

Entre las travesías más importantes que lo tuvieron como protagonista figura la inauguración de la ruta Bahía Blanca-Río Gallegos, dos ciudades que hasta entonces sólo podían unirse por mar.

Para terminar, sólo podemos añadir una frase de Jean Canesi, un autor francés que está de acuerdo con los comentaristas que dicen que fue en la Patagonia donde Saint Exupéry concibió el personaje de El Principito:

“En realidad no sería nada sorprendente, pues en esta región primitiva es muy fácil dormirse a mil leguas de cualquier lugar habitado, en el polvo, entre las manadas de ovejas y despertarse una mañana con una vocecita que nos dice “Por favor, ¡dibújame una Patagonia!”

 

Desaparición 

Después de 27 meses en América del Norte, Saint-Exupéry regresó a Europa para volar con las Fuerzas francesas libres y luchar con los Aliados en un escuadrón basado en el Mediterráneo. 220px-F-5A_Lightning

La última misión de reconocimiento de Saint-Exupéry fue recoger información para inteligencia sobre los movimientos de las tropas alemanas en el valle del Ródano y sus alrededores antes de la invasión aliada del sur de Francia, conocida como Operación Dragoon. En la noche del 31 de julio de1944, despegó a bordo de un P-38 sin armamento de una base aérea en Córcega, y no regresó. Una mujer informó haber visto el 1 de agosto un accidente aéreo alrededor del mediodía, cerca de la bahía de Carqueiranne junto a Tolón. Un cadáver sin identificar que llevaba insignias francesas fue encontrado varios días después al este del archipiélago Frioul al sur de Marsella y enterrado en Carqueiranne en septiembre.

En 2008 un piloto alemán, Horst Rippert, reconoció haber sido el autor de los disparos que derribaron el avión del escritor.

Descubrimiento en el mar

En 1998, un pescador llamado Jean-Claude Bianco encontró, al este de la isla de Riou, al sur de Marsella, una pulsera de plata de identidad (gourmette) con el nombre de Saint-Exupéry y de su esposa Consuelo y sus editores, Reynal y Hitchcock, 220px-Gourmette_de_Saint_Exuperyenganchado a un trozo de tela, probablemente de su traje de vuelo. En 2000, un buzo llamado Luc Vanrell encontró los restos de un P-38 Lightning esparcidos en el fondo del mar frente a las costas de Marsella, cerca de donde se encontró el brazalete. Los restos del avión fueron recuperados en octubre de 2003. El 7 de abril de 2004, investigadores del Departamento de Arqueología Subacuática confirmaron que los restos del avión encontrados eran, ciertamente, los del P-38 F-5B de reconocimiento de Saint-Exupéry. No se encontraron marcas o agujeros atribuibles a disparos. Sin embargo esto no fue considerado significativo, ya que sólo se recuperó una pequeña parte de la aeronave. En junio de 2004, los fragmentos fueron entregados al Museo del Aire y del Espacio en Le Bourget.
La ubicación del lugar del accidente y el brazalete está a menos de 80 km por mar de Carqueiranne, donde se encontró el cadáver del soldado francés desconocido, por lo cual es posible, aunque no se ha confirmado, que el cadáver fue llevado hasta ahí por las corrientes marinas tras el accidente.

Las Frases célebres e inolvidables de Saint-Exupéry

  1. Aquel que quiere viajar feliz, debe viajar ligero.
  2. Caminando en línea recta no puede uno llegar muy lejos.
  3. Si al franquear una montaña en la dirección de una estrella, el viajero se deja absorber demasiado por los problemas de la escalada, se arriesga a olvidar cual es la estrella que lo guía.
  4. Para los que viajan, las estrellas son guías; para otros sólo son pequeñas lucecitas.
  5. No me interesa aquel que haya conocido, llevado en litera, mil cimas de montañas y así observado mil paisajes porque, en primer lugar, no conocerá uno solo verdaderamente y, luego, porque mil paisajes no constituyen más que una partícula de polvo en la inmensidad del mundo.
  6. Amar no es mirarse el uno al otro; es mirar juntos en la misma dirección.
  7. El fracaso fortifica a los fuertes.
  8. Al primer amor se le quiere más, a los otros se les quiere mejor.
  9. El mundo entero se aparta cuando ve pasar a un hombre que sabe adónde va.
  10. El hombre se descubre cuando se mide con un obstáculo.
  11. Sólo se ve bien con el corazón; lo esencial es invisible para los ojos.
  12. Haz de tu vida un sueño, y de tu sueño una realidad.
  13. Para ver claro, basta con cambiar la dirección de la mirada.
  14. Si queremos un mundo de paz y de justicia hay que poner decididamente la inteligencia al servicio del amor.
  15. Si al franquear una montaña en la dirección de una estrella, el viajero se deja absorber demasiado por los problemas de la escalada, se arriesga a olvidar cual es la estrella que lo guía.